Hijo de Dios hecho Señor y Cristo

El Dios No Engendrado, negendro a Su Hijo con una Gloria Engendrada, lo llevó, por decirlo así, a otro plano o dimensión. La dimensión del Padre es una dimensión en la cual no hay principio ni fin, y el Hijo de Dios fue llevado a un plano en donde Él es el principio y el fin, un plano Engendrado.

ÁMBITO DEL PADRE
"Sin padre, sin madre, sin linaje; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, mas hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre". (Hebreos 7:3)
No Principio <---------------------------------> No Fin

ÁMBITO NO ENGENDRADO

ÁMBITO DEL HIJO
"Yo soy el Alfa y Omega, principio y fin, el primero y el postrero". (Apocalipsis 22:13)
Principio .---------------------------------. Fin

ÁMBITO ENGENDRADO

El Propósito de la Voluntad de Dios y el Plan Maestro se llevan a cabo según una balanza justa de Dios que es Placer y Dolor. Cuando el Hijo fue engendrado, estuvo con El Padre en la eternidad y fue Su delicia todos los días (Proverbios 8:30). Entonces, el Hijo estaba cumpliendo en parte el Beneplácito de la Voluntad del Padre al estar llevando a cabo el placer en Dios en Su vida. Pero ciertamente, al Hijo le faltaba pasar del otro lado de la balanza, que es Dolor. El Hijo, sin quejarse y con gran gozo, declaró: "Heme aquí, envíame a mí" (Isaías 6:8).

El Padre exhibió a Su Hijo como bueno, perfecto y satisfactorio para cumplir Su Plan Maestro que incluía sufrimiento, demostrando así que era un Hijo libre de egoísmos. El Hijo vino a este mundo en forma de hombre y sufrió aflicciones, incomodidades, tristezas, inconformidades, tribulaciones y más, hasta el punto de morir en una CRUZ. Ciertamente, es el hombre que más ha sufrido sobre la historia de la Tierra, pero fiel como ninguno otro hasta el final (Hebreos 4:15).

Dios no expuso a Su Hijo porque fuera un masoquista malvado que disfrutaba como era tratado Su Hijo. Lo que Dios quería era exaltarlo a un plano más alto, al mismo ámbito de Dios No Engendrado, uniéndose con Él a través de Su Gloria No Engendrada. Además del honor de ser el Salvador y Redentor de la creación perdida.

Después de que hombres perversos ESCOGIERAN (Dios no los obligó) colgar al Hijo en una Cruz de la manera más vil, Él fue a la tumba y su alma fue llevada al Infierno por tres días y tres noches. Dios, al ver el cumplimiento fiel del Hijo, lo levantó de los muertos con Su Gloria No Engendrada.

"Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida". (Romanos 6:4)

"Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el infierno, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, levantado por la diestra de Dios, y recibiendo del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís" (Hechos 2:31-32).

El Hijo de Dios, al cumplir con el Beneplácito del Padre, Dios lo levantó de los muertos con Su Gloria y le exaltó haciéndolo Señor No Engendrado y Cristo No Engendrado.

"Sepa pues ciertísimamente toda la casa de Israel, que a éste Jesús que vosotros crucificasteis, Dios ha hecho Señor y Cristo" (Hechos 2:36)

Por tanto, desde ese momento Dios lo hizo uno con El Hijo, e integró al ámbito No Engendrado de Dios. Por eso, cuando regresó como el Cristo Resucitado a la Tierra, les mandó que cuando fueran bautizados, no simplemente fueran bautizados en el Nombre del Padre, Verbo y Espíritu Santo; sino en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

"Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19)

Hermanos, ciertamente, el Hijo de Dios vino a dejarnos el mejor ejemplo, dejándonos sus pisadas para soportarlo todo. Él nos enseña a vivir el dolor con un propósito. Dios quiere llevarnos a alturas más grandes. Ciertamente, siendo crucificados en nuestros pecados, pero resucitados de gloria, el gloria con Él. Así que, como dijo el apóstol Pablo, andemos en novedad de vida, aceptando las adversidades, reconociendo que Dios tiene un propósito bueno para ello, mostrando Su amor para con nosotros. "Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida" (Romanos 6:4).